lunes, 24 de octubre de 2011

Soñándote me soñaste...





Me lo imagino con sus pies desplumados que repican en el suelo, sus ropas demasiado grandes y su piel curtida por el sol. Este año no va a la escuela; esta vez es el turno de su hermano, y mientras tanto él camina el pueblo vendiendo el diario.
De vez en cuando busca una sombra y se sienta descansar. Con los diarios sobre las piernas, y con mucho cuidado para que la brisa no le desordene las hojas y las letras,  devora las últimas noticias con un apetito similar al que lleva todas las noches a la mesa.
Constantemente hace minuciosos recortes mentales y organiza frases y fotografías, depositándolas en bolsitas de colores. En sus sueños espera a que estos recipientes, perdiendo toda prudencia, se revuelquen  y se agiten, vertiendo todo su contenido. Después de un aguacero de imágenes y frases se ve a él mismo sobre el suelo, con sus piernitas y sus brazos extendidos, mientras intenta abarcar grandes porciones de caracteres.
Finalmente, con la calma que no lo acompaña durante el día, acomoda una palabra al lado de otra, las adhiere con babitas de convicción y se arma un futuro cada día, en cada noche.



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